De entrenador, mecánico, sicólogo, motivador, pero sobre todo un padre incondicional. Esa es la descripción precisa para Igor Vivar, papá de Ana Gabriela, actual campeona Sub 23 del ciclismo de Ecuador e integrante del equipo Movistar Best PC.

Igor simboliza a esos padres que no escatiman esfuerzo y sacrificio, con tal de llevarles de la mano a sus hijos hacia el éxito en el deporte y en la vida misma. Justo para ellos va el homenaje hoy, en el Día del Padre.
A Igor le tocó aprender desde el nombre de cada pieza de una bicicleta y capacitarse como entrenador. Así no solo tenía que hacer de acompañante sino de cumplir un papel determinante en el equipo.
Claro que a Igor le caracteriza una sui géneris historia de vida. Con una risa cómplice, confiesa que «no me gusta ni amo el ciclismo. Nunca antes de mi hijo mayor (Igor)» tuvo un mínimo de acercamiento con este deporte. Más le gustaba el fútbol, incluso jugó en Tecni Club e integró las Selecciones de Azuay y la Preselección Juvenil de Ecuador (1995, con el boliviano Eduardo Rivero), aunque hoy él y su familia son hinchas de la Liga de Quito.
Esta familiaridad con el ciclismo la sembró su hijo Igor, quien por iniciativa propia decidió incursionar en este deporte e incluso participar con éxito en torneos locales y nacionales.
Madrugar es todo un sacrificio, «un martirio, un esfuerzo sobrehumano», para Igor padre. Pero se acostumbró con tal de llevarlo de casa antes de las 05:00 («de la madruga») para que entrenara y luego vaya a clases en el colegio. Hoy está retirado de la práctica deportiva por sus estudios universitarios.
Hasta que, junto a su esposa Gabriela Torres -quien es la que «pone cable a tierra»-, encontraron una especial motivación: «estar junto a sus hijos, porque quienes se relacionan con el deporte tienen un estilo de vida diferente. Eso queremos para ellos». Por eso les motivaban desde niños a que practicaran alguna disciplina deportiva, no precisamente el ciclismo.
Igor Vivar se convirtió en entrenador, aprendió sobre cargas de entrenamiento, de bicicletas y su mecánica y hasta se le hizo menos difícil madrugar. Comenzó hasta ver y conocer sobre el Giro de Italia, el Tour de Francia y otros grandes eventos.
Puso más empeño cuando Ana Gabriela, a sus 12 años, incursionaba en las categorías infantiles. «No quería fallarle a ella», ya que costó convencerla. «Al principio hasta lloraba porque no quería subirse a la bicicleta. Hoy ella lo disfruta al máximo». Incluso él logró vencer la resistencia que generaba al inicio su presencia en el ambiente ciclístico.
A él lo encontramos en la Mitad del Mundo, durante la prueba Contrarreloj individual del Campeonato Nacional de Ruta, el viernes 18 de febrero del 2022. Ese día, Ana Gabriela se proclamó campeona Sub 23, aún siendo de 19 años. Antes ya fue campeona prejuvenil y juvenil pista y ruta entre el 2018 y 2019. Incluso ese año ya regresó con tres medallas de bronce del Panamericano de Ciclismo en México. Luego estuvo en el Mundial de Bélgica y, en mayo pasado, compitió en su primer Campeonato Panamericano Élite, en Argentina.
En el Nacional de Ruta, en Quito, la escoltó en su vehículo listo para abastecerla apenas sea necesario y luego lo vimos ajetreado, guardando las bicicletas de su hija y de Michela Molina, la otra ciclista azuaya que también estuvo bajo se responsabilidad. Igual, dos días después, durante la prueba de ruta, mantuvo el mismo ritmo.
Así quedó en evidencia su entrega íntegra al papel de entrenador, mecánico, abasto y más, en definitiva asumió el gusto por el ciclismo.
Hoy, en Igor Vivar se refleja lo que todo padre significa para sus hijos. «Estricto, positivo e incondicional». Esa dosis de optimismo para que sus hijos se entreguen al máximo, no solo en el deporte sino en todo aspecto de la vida, con su familia, sus amigos y compañeros de equipo. A cambio, Igor y Gabriela expresan toda su gratitud.