Todo con tal de estar cerca de su hijo Daniel y verlo competir en los Juegos Olímpicos de Río 2016. Eulalia Álvarez viajó durante 15 días en bus desde Cuenca hasta Río de Janeiro, en una travesía con una serie de escalas. Ellas, las madres, son capaces de eso y de muchísimo más.

Son esa fortaleza que sostiene e impulsa a sus hijos para verlos triunfar como deportistas y en la vida misma. No solo que se desvelan para consentirlos sino que se convierten en integrantes claves de sus equipos.
Unas veces les encaminan hacia uno u otro deporte, tal como lo hizo la mamá de Daniel Pintado, actual campeón mundial de marcha por equipos. Ochomesino (nació a los ocho meses de gestación) y el diagnóstico médico fue «su corazón no se le había desarrollado muy bien». Por esa razón, él debía mantenerse siempre activo, «mucho mejor que hiciera un deporte».
Su madre lo inscribió en natación, que lo practicó por cinco años. Hasta que en su escuela compitió en atletismo y ganó, lo que le catapultó hacia las pistas.
Igual que Gabriela Samaniego cuando les llevó a sus hijos Saúl y Dayanna, luego a Rebeca, a inscribirlos en la escuela de marcha Luis Chocho Sanmartín para que allí practicaran deporte.
En otros momentos hasta se vuelven ‘cómplices’ en la búsqueda de sus sueños y objetivos en el deporte y en la vida. Junto a ellos se sacrifican, sufren hasta las lágrimas y con el sentimiento más profundo celebran el éxito de sus campeones.
Disfrutar de cada momento y experiencia

A Isabel Vintimilla le envuelven uno tras otro los recuerdos de cuando su hijo Alfredo Campo, antes de cumplir tres años, empezaba a subirse en una bicicleta. Ella estaba pendiente, mientras él pedaleaba en el jardín de la casa hasta que pocos meses después ya empezó a acompañarlo a las pistas para que compitiera.
Cada tarde, se preocupaba que Alfredo José se lleve el termo, el casco, los guantes… inclusive aprendió algo de mecánica de bicicletas. La catalina, el piñón y más componentes se volvieron comunes para ella.
«El deporte nos da a nosotras las mamás un ambiente más donde podemos, junto a nuestros hijos, compartir experiencias a todo nivel. Cada día se va aprendiendo. Los nervios nunca se van a ir. Alfredo José tiene hoy 29 años y para mí verle competir es la misma emoción, los mismos nervios de que él esté bien».
Isabel Vintimilla
Mamá de Alfredo Campo, bicicrosista olímpico
Isabel, ex seleccionada de Azuay en baloncesto y atletismo, se empeñaba en organizar las tareas de la escuela, gestionar permisos con la directora y al regreso de una competencia, acompañarle a que se iguale con los trabajos escolares.
Luego vinieron los viajes, acompañándolo incluso a competencia internacionales. Y si no estaba cerca, no podía faltar una llamada telefónica darles ánimos y la bendición.
«Le recordaba que siempre disfrute de lo que él esta haciendo, más allá de un resultado. No hay orgullo más grande que ver a Alfredo José en un partidor de un torneo nacional, panamericano, mundial o Juegos Olímpicos. A mí se me sale el corazón al verlo allí». Lo dice Isabel, con la emoción al máximo y un nudo en la garganta.
Ese instinto de madre le impulsa a cuidarles, pero sobre todo a encaminarles para tomar grandes decisiones. Isabel Vintimilla, por ejemplo, se muestra convencida de que fue la mejor decisión hacer que su hijo tome sus estudios de colegio a distancia para que, a sus 16 años, pueda irse a vivir en Estados Unidos a forjarse en el bicicross.
Ahora, cada vez que va a visitarlo, no se olvida de llevarle una de sus comidas favoritas: «Las habas tiernas». Así le consiente al mejor bicicrosista de Ecuador, quinto en los Juegos Olímpicos de Tokio 2021.
Respaldada en esa experiencia de ser la madre de un campeón, Isabel aconseja a todas las mamás de todo deportista: «Lo primero es tener super claro que se debe disfrutar de irles a dejar y traer, que esos momentos sean de unión entre madre e hijo… que todas esas experiencias sirvan para la vida» y que el deporte no se vuelve una presión.
A todas partes junto a sus hijos
Con esa misma mentalidad se identifica Eulalia Álvarez. Ella sufrió una preclampsia y presión arterial alta, razón más que valedera para practicar atletismo junto a Daniel. Incluso, juntos participaron juntos en una carrera de postas.
Así se fue convirtiendo en la seguidora incondicional de Daniel. Desde cuando él tenía 13 años, le acompaña a toda competencia. «Gracias a él, creo me faltan solo tres provincias del país por conocer. Sabía que competía el sábado, el viernes en la noche yo tomaba el bus para irme a apoyarlo».
La emoción se dibuja en el rostro de la madre del marchista campeón mundial por equipos cuando recuerda lo vivido, mientras su hijo participaba en la competencia olímpica en Río de Janeiro. «Un orgullo sano porque el esfuerzo que Daniel ha hecho desde pequeño se ve compensado».
Hoy exhibe en la sala de su casa una colección de medallas, trofeos, fotografías, credenciales y más como el más valioso tesoro y testimonio real de una trayectoria exitosa de su hijo marchista.

A Gabriela Samaniego se la encuentra con frecuencia acompañando a Saúl en sus entrenamientos. De rato en rato, corre tras su hijo para abastecerle con hidratantes y más. A veces también se abre un espacio, en medio de su profesión como auxiliar de enfermería, para acompañarlo en las competencias, como lo hizo en enero pasado en el Campeonato Nacional Interclubes de Marcha en Machala.
Aprendió que su hijos requieren de una alimentación sana y balanceada para la práctica deportiva. Sabe que debe nutrirles con proteínas y por eso en su menú no falta el grano seco (fréjol, haba madura, garbanzo…) en diversas recetas, ensaladas, coladas, pan integral y más.
Pero, sobre todo, es hoy la que gestiona auspicios y más aportes para financiar la preparación y las competencias de Saúl. En estos días, por ejemplo, está empeñada en conseguir los recursos necesarios para que su hijo pueda viajar a España a participar en el XXXV Gran Premio Internacional de Marcha Cantonés de La Coruña, el sábado 28 de mayo. La trascendencia de esta prueba es que es parte del World Athletics Race Walking Tour 2022.

Pero la mejor atención y enseñanza de cada una para sus hijos es que sean buenas personas y que, más allá de los trofeos y medallas, trasciendan como referentes para las diferentes generaciones. He aquí, a través de Isabel Vintimilla, Eulalia Álvarez y Gabriela Samaniego, nuestro homenaje a todas y cada de las madres que, día a día, les encaminan en el sendero del deporte con sus grandes enseñanzas de vida.
¡FELIZ DÍA MAMÁ!